Sin lugar a dudas la muerte del comandante, teniente coronel, líder absoluto irrestricto irrevocable inimaginable de la Revolución Bolivariana Socialista del Siglo XXI marca el fin de una etapa.
Los eternos segundones del régimen insisten en que el chavismo no ha acabado y tienen toda la razón. Esta ideología seguirá viviendo durante muchos años más dentro de la sociedad venezolana y será un parámetro con el cual muchos presidentes del hemisferio serán medidos. Sin embargo, esto no significa que no haya llegado algo a su final.
Al menos no desde la perspectiva de una persona de mi generación.
Este año voy a cumplir 30 años de edad, lo que significa que Chávez gobernó a Venezuela por un período muy cercano a la mitad de mi vida. Para ponerlo en otra perspectiva, cuando Chávez ganó su primera elección, yo todavía no tenía la edad suficiente para ir a votar. Hoy existe gente de 17 años que se refiere a mí como "señor". Por más ideología que presuman los chavistas, en mi modesta opinión esta es un burdo licuado de socialismo con una gran infusión de billetes petroleros, acompañada de la imagen de un hombre que durante años se volvió el Mickey Mouse de un país entero, solo con llegar por el aeropuerto ya veíamos su cara en todas partes, en todos los edificios y lo cierto es que esa parte de nuestras vidas finalmente se acabó. Durante la mitad de mi vida encendí la radio y la televisión para encontrarme con su voz en sus interminables peroratas. Nunca fui su seguidor y nunca fui un adulador de la oposición, de hecho soy abiertamente abstencionista, su figura fue para mí la de un político, lo cual en mi diccionario se define como una persona despreciable y hambrienta de poder con objetivos personales disfrazados de vocación popular. Una de sus cualidades que más desprecié fue su ética maniqueísta, la cual me colocó del lado de la oposición aún cuando yo no simpatizo con el liderazgo político de ésta. Su socialismo envuelto en lenguaje militar logró hacer que por primera vez en mi vida me viera a mí mismo como una persona de "derecha", cuando todos mis valores son liberales y soy promotor de la igualdad de derechos, soy un amante de la tolerancia y un progresista de corazón. Su discurso me alienó de tal manera que impactó todos los ámbitos de mi vida, desde una profunda crisis ideológica hasta el mundano hecho de tener que comprar un reproductor con entrada auxiliar para escuchar música cuando la radio era poseída por la bota militar que gobernó a Venezuela durante este tiempo.
No voy a negar nunca el impacto positivo que tuvo Hugo Chávez en las personas de más bajos recursos en Venezuela e incluso en el resto del continente. Sin embargo, esa bondad está signada por la demagogia y toda esta construcción ideológica social y política se va a desvanecer en la crisis económica que le heredó a los venezolanos el ahora embalsamado expresidente de Venezuela.
Creo que es eso... el poder llamarlo finalmente "expresidente Hugo Chávez" lo que para mí simboliza un cambio. El fin de una cosa y el comienzo de otra. Me pregunto, si en caso de que Nicolás Maduro gane as elecciones todavía veremos la cara de Chávez en todas partes, o si el heredero cambiará aquel ego por el propio o si la cara de Chávez será su bandera. No importa, el caso es que por más bálsamo y taxidermia, el rostro y la voz del comandante se irán alejando y desvaneciendo poco a poco y más conforme toda la fachada socialista vaya cayendo y descubriendo todo ese entramado de corrupción que se esconde detrás. Todo ese premio a la mediocridad que ha sido y siempre será, para mí, el chavismo.