31.8.15

El tránsito de las ideas

No sé si es hoy, no sé si tiene días, si la rutina me está venciendo, si las deudas me están carcomiendo. No lo sé. Lo que sé es que me cuesta trabajo encontrarme en medio de la neblina de letras que escupen los rayos que desgastan mis ojos, que saturan mi cerebro que indigestan mis neuronas y violan mi identidad, dejándola maltrecha e irreconocible.

La autenticidad es víctima de violencia doméstica en mi cabeza.

Sé más sobre la próxima película de Marvel que sobre el bienestar de mi familia y amigos.

Estoy tratando a diario de crear algo que refleje mis sentimientos y mis pensamientos, pero hay demasiados filtros qué atravesar, demasiadas pretensiones qué satisfacer, demasiados orgullos, demasiados miedos. Muy poco espacio para que transiten las ideas. Llegan flacas y maltrechas. Manoseadas e irreconocibles. Se me olvida cómo medirme a mí mismo ¿Cuál es la regla?


Hace falta perspectiva. Es la frase que soluciona el 99% de los dilemas humanos. Pero la perspectiva está ausente. Está metida en un frasco, muy bonito, clavado a una madera, pintado a mano, con flores de lavanda, con espacio para el cambio. Muy bonito. Lo vi en Pinterest.

27.7.15

Urbanismos


No hay caos sin casa
ni hay casa sin caos.
La ciudad ha entrado
ramplona a la casa.

Su ruido, su bulla, su rancio
aroma, mis pobres gatos
sucio mi piso, plástico pasto
gato maúlla, aroma rancio.

Laboriosos limpiamos
trapeamos, bailamos
nos regocijamos
‘tamos chamos, ¡vamos!

Casa ciudad o ciudad casa
claxon, frenos, blanca traza
ramplona homilía
sucia y hedionda de tu alegría.

7.3.13

El fin de... algo

Sin lugar a dudas la muerte del comandante, teniente coronel, líder absoluto irrestricto irrevocable inimaginable de la Revolución Bolivariana Socialista del Siglo XXI marca el fin de una etapa.

Los eternos segundones del régimen insisten en que el chavismo no ha acabado y tienen toda la razón. Esta ideología seguirá viviendo durante muchos años más dentro de la sociedad venezolana y será un parámetro con el cual muchos presidentes del hemisferio serán medidos. Sin embargo, esto no significa que no haya llegado algo a su final.

Al menos no desde la perspectiva de una persona de mi generación.

Este año voy a cumplir 30 años de edad, lo que significa que Chávez gobernó a Venezuela por un período muy cercano a la mitad de mi vida. Para ponerlo en otra perspectiva, cuando Chávez ganó su primera elección, yo todavía no tenía la edad suficiente para ir a votar. Hoy existe gente de 17 años que se refiere a mí como "señor". Por más ideología que presuman los chavistas, en mi modesta opinión esta es un burdo licuado de socialismo con una gran infusión de billetes petroleros,  acompañada de la imagen de un hombre que durante años se volvió el Mickey Mouse de un país entero, solo con llegar por el aeropuerto ya veíamos su cara en todas partes, en todos los edificios y lo cierto es que esa parte de nuestras vidas finalmente se acabó. Durante la mitad de mi vida encendí la radio y la televisión para encontrarme con su voz en sus interminables peroratas. Nunca fui su seguidor y nunca fui un adulador de la oposición, de hecho soy abiertamente abstencionista, su figura fue para mí la de un político, lo cual en mi diccionario se define como una persona despreciable y hambrienta de poder con objetivos personales disfrazados de vocación popular. Una de sus cualidades que más desprecié fue su ética maniqueísta, la cual me colocó del lado de la oposición aún cuando yo no simpatizo con el liderazgo político de ésta. Su socialismo envuelto en lenguaje militar logró hacer que por primera vez en mi vida me viera a mí mismo como una persona de "derecha", cuando todos mis valores son liberales y soy promotor de la igualdad de derechos, soy un amante de la tolerancia y un progresista de corazón. Su discurso me alienó de tal manera que impactó todos los ámbitos de mi vida, desde una profunda crisis ideológica hasta el mundano hecho de tener que comprar un reproductor con entrada auxiliar para escuchar música cuando la radio era poseída por la bota militar que gobernó a Venezuela durante este tiempo.

No voy a negar nunca el impacto positivo que tuvo Hugo Chávez en las personas de más bajos recursos en Venezuela e incluso en el resto del continente. Sin embargo, esa bondad está signada por la demagogia y toda esta construcción ideológica social y política se va a desvanecer en la crisis económica que le heredó a los venezolanos el ahora embalsamado expresidente de Venezuela.

Creo que es eso... el poder llamarlo finalmente "expresidente Hugo Chávez" lo que para mí simboliza un cambio. El fin de una cosa y el comienzo de otra. Me pregunto, si en caso de que Nicolás Maduro gane as elecciones todavía veremos la cara de Chávez en todas partes, o si el heredero cambiará aquel ego por el propio o si la cara de Chávez será su bandera. No importa, el caso es que por más bálsamo y taxidermia, el rostro y la voz del comandante se irán alejando y desvaneciendo poco a poco y más conforme toda la fachada socialista vaya cayendo y descubriendo todo ese entramado de corrupción que se esconde detrás. Todo ese premio a la mediocridad que ha sido y siempre será, para mí, el chavismo.

6.11.12

Comunismo, socialismo vs. Falta de fe en la especie humana

Después de un tiempo que quizás habría sido más corto si yo hubiera sido más listo y menos flojo, tiempo que sirvió para el reposo de argumentos divergentes sobre el tema. Los recovecos de mi subconsciente me han traído a una aproximación de conclusión sobre lo que me molesta de la situación política que vive Venezuela bajo el gobierno de Hugo Chávez y sus consecuencias sociales, sobretodo en mi entorno más inmediato.

Me gustaría comenzar por el socialismo, el comunismo y las comunas. El principal gancho del discurso de Chávez es el de regresarle el poder al pueblo a través del socialismo, el estado social, el autogobierno, las comunas, etc. Algo que sectores de la oposición venezolana han dado a llamar “comunismo a la cubana” utilizando el término comunismo de la misma forma peyorativa que los norteamericanos se encargaron de propagar en las épocas de la guerra fría. Algo que podría ser un error, ya que aliena a ese amplio sector “pro Cuba” que existe dentro de la sociedad venezolana. Sin embargo, este error viene, en gran medida, de una mezcla de generación y educación. Las personas mayores de 50 años en particular crecieron y vivieron el colapso de la Unión Soviética, el fracaso del comunismo en el mundo entero. Algunos más ignorantes citan el caso chino como éxito del mismo modelo, sin entender que el éxito del gigante asiático se debe a la adopción del sistema capitalista y a la explotación de los derechos de los trabajadores de ese sobrepoblado país. Sí, es un comentario lanzado a la ligera, pero basta investigar un poquito para saber a qué me refiero, en particular el momento histórico en el que China recupera a Hong Kong, una región que adoptó la forma capitalista más salvaje con los ingleses como maestros (nada más y nada menos).

El comunismo fracasó. Su orientación social se basa en la repartición igualitaria de la riqueza (o de la pobreza si eres más cínico) y por ende, del poder. El problema que esto representa es que para alcanzar el comunismo hay dos etapas, según el modelo de Lenin: La primera se trata de la “Construcción del estado socialista”, también denominada “dictadura del proletariado”, el primero de estos nombres es común en el discurso de Hugo Chávez. Esta primera etapa consiste en la transferencia del poder económico al estado. El estado (o el Partido de Gobierno) se apropia poco a poco de todos los bienes de la nación, todas las empresas y todo el poderío económico (y político) es monopolizado por el aparato estatal. La segunda fase, también llamada “fase superior”, es la conocida como “desaparición del Estado”, esta fase nunca ha sido concretada: NUNCA, es decir, ni por la URSS, ni Corea del Norte, ni China, ni Cuba. Para redundar: TODOS los países que han intentado el Socialismo o Comunismo continúan teniendo la figura del Estado como ente que controla todo el poder político y económico de la nación, eso o desaparecieron.

¿Por qué? No es difícil de imaginarse en los zapatos de un líder que trata de llevar un país al socialismo. Vendes la idea de darle poder a las personas, con toda la convicción y con el corazón en la mano, pero primero tienes que convencer a las personas de que te den (a través del voto en el caso venezolano) el control absoluto para disolver a las minorías que concentran el poder económico y político. Una vez que acumulas todo ese poder… ¿lo vas a soltar? Si nos desnudamos de la ingenuidad y leemos la historia de la humanidad entera veremos que si hay una adicción que las supera a todas, esa es la del poder y una vez allá arriba, no vas a querer volver abajo. Piénsalo, imagina la vida cotidiana de Hugo Chávez: viajes, cumbres, ropa, comidas con la Reina de Inglaterra, aviones a tu disposición, etc.

Ahora imagínalo diciendo “mi labor está hecha, ahora bajo a la tierra a vivir en una comuna donde todos somos iguales”. Nunca va a suceder, ni con Chávez ni con su sucesor, ni que nos gobernara el mismísimo Jesucristo resucitado. Ahora, si crees que en verdad lo importante para Hugo Chávez y sus seguidores es trabajar por darle el poder de la gente, al pueblo llano y no, como yo pienso, que lo hacen por prolongar e incrementar su propio propio poder y el estilo de vida que de éste se deriva, entonces tu caso es de ingenuidad e ignorancia o de una mayor fe en la especie humana de la que yo jamás tendré.

29.11.11

Una amiga

Esto ocurrió cuando todavía me llamaba Álvaro.

Tenía una amiga lesbiana. Ella era (aún es), además, una de las mujeres más atractiva físicamente que conozco. Su figura, su cara, sus piernas… Sus nalgas. Todo lo que es hermoso de una mujer, lo tenía (y lo tiene). Nuestra amistad era incondicional. Aun cuando yo nunca pude evitar fantasear sexualmente con ella de vez en cuando, ella entendía que yo no soy un animal sin control de sus impulsos. El respeto siempre imperó. Nuestra amistad era incondicional.
Una vez fuimos a un bar con la única intención de emborracharnos. Sí, ya sé que es redundante, pero es que fue una de esas ocasiones en las que la intención estuvo perfectamente clara desde el principio. Es difícil que yo la pase bien cuando el propósito de una salida es embriagarme, soy del tipo que disfruta cuando una salida a cenar se transforma en una debacle alcohólica en honor al ingreso al hall de la fama de Nolan Ryan (por ejmplo) de forma natural y orgánica. Sin embargo, en esta ocasión el tequila tenía gracia y sentido. Cada trago, cada golpe a la madera de la barra era una resta a nuestras preocupaciones, a una de las tantas cosas que ella y yo queríamos olvidar sobre nuestras respectivas vidas. Veinticuatro y veintiséis golpes después ya no éramos nosotros, éramos dos extraños de mal hablar y mal caminar que trataban de encontrarse en el espejo en cada visita al baño, sin éxito. Volvimos a su casa, era demasiado temprano para admitir la derrota, destapamos dos cervezas y tratamos de ver una repetición de Dr. House. Una hora más tarde ella decidió vencer el sueño besándome. Nuestra amistad era incondicional.
Ambos buscábamos senos en el pecho del otro. Por más que ella insistió, solo yo los encontré. Todo era normal para mí, todo extraño para ella. Pero la piel es más fuerte que la voluntad, sobretodo cuando la piel es envase de alcohol y no de gente. Al día siguiente, al despertar, nos admitimos nuestro amor, pero a diferencia de nuestra amistad, nuestro amor sí tenía una condición. Afortunadamente, ya no.
Nuestro amor es incondicional.

1.8.11

¡Queremos pastel!

¡Mírala a ella! Tan feliz, bailando con su señor. Se ve tan feliz. Me pregunto cómo habrá sido la ceremonia. Seguramente fue algo magnífico, lleno de romance, de amor. Seguro se hicieron promesas y harán todo el esfuerzo posible por cumplirlas ¿Qué llevará a una persona a decidir casarse con otra? ¿Qué tan distinto será entre aquellos que se unieron en libertad, aquellos que escogieron y las personas como yo, que nunca tuvimos esa oportunidad?

Se ve hermosa bailando. Hace girar la falda de su vestido deliberadamente, fue por eso que lo escogió así, para hipnotizarlos a todos con su movimiento. Mi vestido, en cambio, no lo escogí, nunca lo vi hasta que lo tuve puesto y por algna razón, siento que nací con él. Así como a mi marido, a quien nunca vi hasta que arbitrariamente lo pusieron a mi lado. Me da miedo admitir que lo odio un poco, me da lástima porque sé que él tampoco tuvo opción. De pronto también me detesta, de pronto observa a los novios con la misma agonía que yo. Pero es imposible saberlo por su expresión. Inmóvil, inerte, inútil, un simple objeto de decoración en esta fiesta. Como yo.

Ahora que los demás invitados comienzan a bailar, ahora que todo el mundo se levanta y se distrae, yo me pregunto ¿Dónde están mis amigos?, ¿dónde está mi celebración? Mi matrimonio no tiene fiesta, no tiene alegría, no deja dolientes. Mi matrimonio es tan plástico como mi marido y yo.

Pasan las horas. Los invitados comen. Pronto será mi momento de brillar, los escazos minutos que toda novia debe tener, aún aquellas que no somos celebradas, aún aquellas que somos esposas sin ceremonia, sin votos, sin beso que selle ninguna unión. Solo el silencio absoluto de la imposicion.

Ahora que ambos están tan cerca siento la villanesca satisfacción de ver en los ojos de ella un pequeño destello de duda, de inseguridad. De pronto, aún cuando escoges a la persona con quien te vas a casar sigues siendo un títere de la fortuna. Si algo caracteriza a los seres humanos es su capacidad de sorprender, por más que conozcas a alguien siempre hay algo oculto, siempre hay un secreto que podría cambiarlo todo. Nunca habría imaginado que alguien en mi deprimente posición podría tener alguna ventaja frente a esta pareja tan sonriente ¡Tanto qué se divierten dándose de comer el uno al otro del pastel! ¡Tantas ganas de que el pastel no sea el pastel, sino el cuerpo del otro! Y todo podría terminar en el dolor y el odio más profundo, el de las promesas rotas, las ilusiones desechas, la amarga locura de la traición.

Pero bueno, no sé qué celebro. Por más incierto que sea el destino de estos recién casados, yo tampoco sé qué será de mi. En algunos momentos se irán los novios a celebrar su noche de bodas. En algún momento los invitados volverán a casa. Yo, en cambio, no sé qué será de mi, pero algo es seguro, es imposible que pase el tiempo y yo permanezca parada en lo más alto de este pastel.

11.7.11

-Que la única cosa que realmente me importa es que luego la gente no ande diciendo que yo soy un pendejo- dijo él, aunque dos minutos antes comenzó diciendo -Tú eres lo único que me importa.
Ella tampoco es ninguna lumbrera y su falta de honestidad posiblemente podría ser la que lo trajo a él al extremo de decir estupideces como esta. Es en sus estados emocionales más alterados en los que se conocen realmente entre ellos, sin el filtro de la razón que da la calma (y viceversa).
El camino hacia el fin del mundo de pronto se volvió muy solitario. El temor a la libertad, a la ausencia del sentido de pertenencia a una relación sentimental, desencadenó una avalancha de dudas sobre la estabilidad de todas las demás conexiones humanas de su vida. Dos semanas después se le escuchaban decir cosas como -Es que no entiendes, no puedo confiar en nadie, el amor, cariño o amistad... Son palabras nada más, que me han dicho y que he dicho pero que no están respaldadas en la realidad. Estoy solo, no tengo a nadie...
-Tienes a Dios -dijo su amigo- Él siempre está contigo.
-No seas pendejo ¿Dios?, ¿el dueño de la franquicia donde operan todos esos tocaniños? -Exclamó entre risas, mientras se sorprendía del sonido de la misma. era la primera vez que reía desde su separación.
-No seas cínico, eso tampoco te va a llevar a ninguna parte. -estalló su amigo.
-Mejor voy a seguir siendo cínico y voy a seguir sufriendo un rato más, cuando consiga la manera de estar quieto, más que quieto, todo lo que realidad tiene que el concepto de quietud carece, todo lo que